Lección 4
La Confesionalización Reformada en Alemania y Alemania del Sur
   
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6. Lippe

La evolución reformatoria en Lippe comienza temprano, ya a inicios de los años veinte del siglo XVI. Sobre todo en la ciudad de Lemgo (también en Salzuflen y Blomberg) nace un movimiento de ciudadanos que en 1533 se vuelve evangélico: se introduce el reglamento eclesiástico del reformador Juan Bugenhagen de Braunschweig. Sin embargo, el movimiento protestante no puede echar raíces en toda la ciudad, ya que el conde Simón V pertenece a la confesión católicorromana. Después de su muerte en 1536, le sigue en el trono su hijo menor de edad Bernardo VIII. Entonces, dos fuerzas compiten por la influencia sobre Lippe: la ciudad católica de Paderborn y el condado evangélico de Hesse. El tutor de Bernardo, el landgrave Felipe de Hesse, se impone, y así es como en 1538 Lippe se convierte oficialmente a la Reforma. En el mismo año, un nuevo reglamento eclesiástico es elaborado por los teólogos de Bremen, Adrián Buxschoten y Juan (Johann) Tiemann. Este reglamento es visto positivamente por Melanchthon. Al mismo tiempo, sin embargo, el revisor de Baja Sajonia, Antonius Corvinus, constata que la Reforma en muchos pueblos todavía no se ha arraigado bien (1542).

Corvinus

En el “Intermedio de Augsburgo” (1548) hay un fracasado intento de recatolizar Lippe desde Paderborn. Sólo a partir del Acuerdo de Paz Imperial de Augsburgo (1555) se puede decir que la reforma luterana ha ganado terreno en Lippe. En 1571 se redacta un nuevo reglamento eclesiástico que completa la primera versión de 1538, basado en la Confesión de Augsburgo de 1530. Este reglamento contiene tanto indicaciones para el culto como para la vida contemporánea.
Entretanto, Bernardo VIII ha muerto en 1563. Su hijo y sucesor Simón, nacido en el año 1554, se inclina hacia las convicciones reformado-melanchthonistas (quizás por los vínculos que mantiene con su familia materna, pero sobre todo por sus estudios con Juan Sturm en Estrasburgo). Durante un viaje de formación que le lleva, entre otros, a los Países Bajos, conoce a los teólogos reformados causan gran impresión. Cuando Simón VI asume el gobierno en 1579, empieza con un cambio paulatino hacia la Reforma reformada. Para él, no se trata de hacer una Reforma brusca, sino de continuar los esfuerzos reformatorios de los últimos 60 años en Lippe. No quiere imponer un calvinismo rígido en su territorio, sino busca el consenso entre las distintas corrientes evangélicas. En el año 1600, el superintendente general de Detmold, Dreckmeier, elabora por encargo de Simón VI un reglamento consistorial que es orientado por el reglamento eclesiástico reformado del Palatinado Elector.

Simon VI. von Lippe

Recién en 1605, el conde Simón VI y su familia pueden recibir la Santa Cena según el rito reformado en la iglesia principal de Detmold. Hasta 1612, todos los pueblos del condado de Lippe, salvo Lemgo, han sido reformados. A pesar de la actitud recelosa de muchos fieles, la mayoría de los pastores apoya a la confesionalización reformada. Sólo la negación de Lemgo de convertirse a la Reforma reformada es exitosa: la ciudad mantiene su derecho de permanecer luterana (el llamado “Receso de Röhrentrup” de 1617).
En 1613 muere Simón VI. Sus sucesores se siguen rápidamente y sin poner grandes acentos. El infierno de la Guerra de los Treinta Años es predominante por sobre todas las cosas. Sólo en 1684 se publica el “Reglamento Eclesiástico Cristiano del condado de Lippe”, redactado por el superintendente general Juan Jacobo Zeller, en el cual se describen las tareas y funciones de la vida en las congregaciones reformadas. El carácter de este reglamento es muy edificante; hay una huella pietista bien clara en este texto que hasta nuestros días es oficialmente válido en la iglesia de Lippe. La iglesia provincial de Lippe hoy en día es una iglesia principalmente reformada con una clase luterana.

Del Reglamento Eclesiástico Cristiano del condado de Lippe (1684)

Del Prólogo
Así es que tal reglamento eclesiástico nuevo es publicado por un patente abierto / y es para cualquiera de nuestros ciudadanos el mismo, no considerando su estatus ni su condición / y es así, porque nosotros / el soberano que gobierna a tiempo y obispo / somos los encargados de ordenar el culto en las iglesias de nuestro condado y reglamentarlo / de manera que sea lo más fiel a la palabra de Dios.

Del artículo 24
La vida ejemplar de los predicadores y miembros de la congregación
Un predicador que enseña que todos tenemos que mirar a Dios con santidad, un predicador que advierte a todos que se preocupen de su beatitud con temor y temblanza, este predicador tiene que demostrar primero que él mismo no tiene ninguna preocupación más urgente que el honor de Dios (...) que complete su santidad en el temor del Señor limpiándose de todas las manchas carnales y espirituales (...). Ha de abstinerse de todo tipo de jarros, de las tabernas llenas de cerveza, vino o aguardiente. No puede sentarse junto con los que sólo se burlan y toman, debe mostrar siempre que es sobrio y moderado cuando lo invitan, no debe ir con los que bailan, ni involucrarse en negocios mundanos, de cupido o de disposiciones testamentarias.

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